Inicio Opinión Antonio Oliver El Linares entre la perplejidad y la obligación

El Linares entre la perplejidad y la obligación

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La Tercera División se va a resolver de forma rápida, muerte súbita. Sonrisas y lágrimas. Nunca llueve a gusto de todos. Lo que ha tocado a los equipos de Jaén que están en la rampa de ascenso, ha sido de mayor impacto porque la cuadratura del círculo ha colocado, frente a frente, a dos rivales históricos: Linares y Real Jaén. Duro para los azulillos. Cualquier solución hubiera tenido damnificados. Puede haber debate pero ya no hay otra solución. Unos perplejos y obligados. Los otros, frotándose los ojos.

Linares Deportivo, líder destacado, acarició la posibilidad de ascender de forma automática. Se barajó oficiosamente que los primeros podían recoger el fruto de manera inmediata. Ascenso. Hubo quien lo dio por cerrado. Ahora las cosas son de otra manera y ni el hecho ni la fórmula acaban de convencer. Los linarenses han recibido como un jarro de agua fría, tener que jugar a puerta cerrada, en campo neutral y contra el Real Jaén. Es un escenario indeseado, por todo.

En Linares tienen la sensación de que se está dando una injusticia, porque se les priva de una final a doble partido, con la posibilidad de ascender de forma directa. Tienen, además, la desagradable sorpresa de enfrentarse al Real Jaén al que dejaron muy atrás hace tiempo. Ganar o perder ante este rival tiene un sabor diferente a todo. Sin embargo, esta vez, lo que hay sobre el tapete es algo que el Linares jamás pensó que se tendría que jugar esta temporada contra los blancos. Hace dos meses era un disparate impensable. 

Son conscientes de que a partir de ahora todo es un “volver a empezar” y que esto en fútbol es una moneda al aire. El líder tendrá que prepararse físicamente, como todos, pero también anímicamente porque, de la noche a la mañana, sus ventajas han desaparecido aunque, es cierto, con el empate les vale para pasar. 

A pesar de eso, lo mental, va a ser clave. Han estado, según rumores, ascendidos y eso crea un estado de ánimo que, al no darse el hecho, provoca un cambio mental. El nuevo escenario  debe ser tratado con rigor y sin banalizar la circunstancia. Lo deportivo no sirve de nada si la cabeza no está lista para poder ejecutar lo entrenado. Sobre el papel el líder, a un partido y con dos resultados de tres a su favor no debería tener problemas, pero hay que jugarlo. Ahí comienza el vértigo. Por ahí debe empezar el trabajo de los recuperadores del Linares. Noventa minutos al sol, sin gradas que alienten, hacen que la  fortaleza mental se convierta en el «gol de oro«.