Sumergido en determinados foros que cualquiera puede visitar en la red, me percato de que, en medio del entusiasmo que reina nuestro fútbol provincial, existe una corriente, débil, de animadversión o resentimiento hacia el Real Jaén. Intuyo que no son más de cuatro o cinco personas, pero me temo que se han propuesto utilizar todos los medios a su alcance para propagar la epidemia.
Se muestran ofendidos -diría yo- porque el Real Jaén ha decidido, de una vez por todas, nutrirse en la medida de lo posible por futbolistas jienenses que militan en equipos de nuestra provincia. Ahora que el Real Jaén es más jienense, más nuestro que nunca, hay quien ‘denuncia’ a la entidad blanca por haber «tocado a futbolistas que militan en equipos jienenses de Tercera División», una estrategia que, insisten, «es un intento de desestabilizar a los equipos jienenses de Tercera».
Hay quien no acaba de entender algo. El Real Jaén es el club más representativo de la provincia. Primero, porque no hay otro equipo jienense jugando en categorías superiores; segundo, por los miles de aficionados que arrastra a lo largo y ancho de nuestra geografía; y tercero, por historia. Por sus noventa años de existencia, por sus temporadas en Primera y Segunda División, por sus lances en campos modestos, participaciones en Copa del Rey… Por todo lo superado.
Quiérase, o no se quiera, nos guste o no, el Real Jaén es a día de hoy el sueño más factible de todo aquel que juega al fútbol en la provincia de Jaén. No necesita desestabilizar, ni elaborar estrategias nacidas en la mente de Maquiavelo. Los futbolistas juegan donde quieren jugar. Bastaría con pasar la famosa servilleta de Florentino. ¿Quieres jugar en el Real Jaén?
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