Imagen: EFE.
Medel actuando de Medel y Del Cerro Grande errado desde el minuto uno. El Sevilla superior mientras se jugó a la pelota, el Betis desdibujado, con miedo a la posibilidad de otra manita y Mel, en un papel que no le pega, soltando la espuma a destiempo para celebrar un empate en casa. Derbi sevillano en estado puro.
El partido pasó de una goleada que casi reproducía la de la primera vuelta a un milagro que podía haber dado los puntos al Betis. Una locura, con un empate final de esos que endulzan a unos y echan arena en el paladar de los otros. Sin duda, el Sevilla se va del campo del Betis con sensación de derrota. No era un partido cualquiera y ganar, que lo tuvieron en la mano, hubiera colocado al Sevilla en una posición envidiable, cerca de Europa y con los dos partidos domésticos resueltos por goleada, casi la solución anímica del curso.
Sin embargo, en dos acciones de Medel el Sevilla invitó al Betis a subirse al partido; obligados por las concesiones sevillistas, los de Mel no tuvieron más remedio que ponerse a remar y casi logran lo impensable. La cosa acabó en empate pero pudo ser peor para el Sevilla. Un partido con todos los alicientes que se le pueden pedir a un derbi. El Betis se va feliz y el Sevilla, como casi siempre que juega fuera de casa, con un nudo en el estómago. Que empiece la Feria en paz.
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