Bayern Munich 4-0 FC Barcelona.
Imagen: EFE.
Se acabó. El Bayern de Munich aplastó anoche al FC Barcelona con una paliza descomunal que, posiblemente, cierra la etapa más gloriosa del conjunto azulgrana en toda su historia. Los goles de Muller (24′ y 82′), Mario Gómez (49′) y Robben (73′), dejan sentenciada una eliminatoria en la que los alemanes arrollaron a un Barça desbordado en todas sus líneas. El conjunto de Tito Vilanova, inoperante y sin ninguna capacidad de reacción, fue una marioneta en manos del Bayern, que cabalga hacia la final de Wembley con hambre voraz. En cinco temporadas, ningún equipo de la faz de la tierra había mostrado tal autoridad ante este Barça de Xavi, de Iniesta y de Messi. Fin de ciclo o cura de humildad. Ésa es la cuestión.
El guión volvió a ser el de los últimos tiempos, con un Barça cuya única idea aparente se limitaba a tener el balón y esperar a ver qué pasa. Iniesta, bien sujetado, intentó iluminar sin éxito, Xavi perdió su brújula en el vestuario y Messi… Messi deambuló por el césped del Allianz como alma en pena, falto de ritmo y falto de ganas. Podrá argumentar algo sobre su lesión. Todos esperamos que sólo sea eso, unas simples molestias. A jugadores como él se le esperan en citas como ésta, pero de un tiempo a esta parte, parece haber decidido tomarse un respiro. Sólo él decidirá su vuelta. Merecidas vacaciones, desde luego. Sin cracks, sin líderes, y sin nada a lo que agarrarse, sucedió que el equipo se derrumbó como un castillo de naipes y fue pisoteado sin piedad por un rival que se cobró la revancha de 2009 (pinchen aquí los nostálgicos).
La exhibición del Bayern quedará grabada en la memoria como la noche en que pusieron fecha de caducidad al mejor Barça de la historia. El despliegue físico y técnico del centro del campo alemán destrozó cualquier esperanza. Ahí se ganó la batalla, con hombres como Javi Martínez (que tiró abajo la puerta de la Selección), Schweinsteiger o Muller, que además de hacer dos goles, tapó a Busquets para evitar la primera vía de escape del Barça. El centro del campo robaba y llegaba, y además, tenía la opción de abrir hacia las bandas para aprovechar la velocidad endiablada de Ribery y Robben. Arriba, Mario Gómez fue otra tortura. De manera que el Bayern no tardó ni dos minutos en avisar, Robben entró por la izquierda y puso a prueba a Valdés, el único aprobado azulgrana de la noche. Los alemanes habían desencadenado una tormenta de la que nadie en el Barça pudo escapar. Ni siquiera Tito, que trató de reaccionar con un cambio en el 80′ y ya con 4-0, supo encontrar un refugio ante semejante temporal.
La superioridad del Bayern fue tan apabullante que la única amenaza por parte del Barça llegó bien entrada la segunda parte y a cargo de Bartra, que se vio sólo dentro del área y lanzó el balón a las nubes tras un centro botado por Xavi. Poco más, nada más. Para entonces, el Bayern ya había transformado el segundo y el tercero, obra de Mario Gómez y de Robben, uno en fuera de juego y el otro, previa falta sobre Alba, pero el colegiado ya se había tragado dos penaltíes en contra de los azulgrana. Ni si quiera los errores de Viktor Kassai podrán servir como explicación para los más devotos. Más tarde, Muller hizo el cuarto y colorín colorado. Nada que objetar.
El Bayern de Heynckes sentenció la eliminatoria y viajará al Camp Nou para cumplir el trámite. Allí comprobaremos, definitivamente, si lo de anoche fue fin de ciclo, o cura de humildad.
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