Inicio Opinión José Ramón Torres Obrigado Mou…

Obrigado Mou…

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efe mou arbi…Y tanta gloria lleves como paz dejas. Ambas expresiones podrían reflejar la sensación que deja a muchos la marcha del portugués. Una marcha anunciada, telegrafiada y pactada hasta el mínimo detalle. Florentino ha sido demasiado correcto, sobre todo con el argumento del desgaste y la presión excesiva a la que se ha visto sometido Mourinho. No se lo cree ni él. Las palabras presión, excesiva y Real Madrid son sinónimas cuando hablamos del club blanco. Lo único excesivo es lo que cuestan algunas entradas y lo que cobran algunos jugadores y entrenadores, sobre todo los más “presionados”.

También es cierto que el luso dejará huella. Ha creado un personaje propio desde hace años, un personaje desquiciante para lo bueno y para lo malo. Eso ya lo sabían en Concha Espina pero la urgencia de derrotar al Barcelona “obligó” a Florentino a fichar al portugués. En el plano de resultados, el bagaje de Mou ha estado repleto de luces y sombras. En tres temporadas, Mourinho ha logrado que el Madrid le haya birlado una Liga una Supercopa y ha dejado el regusto de ganar dos veces al Barcelona en su campo. Todo eso tras sufrir una manita y una eliminación en Champions a manos del Pep Team.¿Es suficiente para calificarlo como victoria frente al Barcelona? No. Pero es cierto que Mou consiguió invertir una tendencia derrotista ante el máximo rival. Aparte de eso, pocos méritos más. Tres semifinales de Champions mejoran las anteriores actuaciones blancas en Europa, pero han sido tres oportunidades. Y ninguna final. Insuficiente.

Y si nos fijamos en lo que rodea a lo estrictamente deportivo, Mou ha también dejado su impronta. Para olvidar lo del dedo en el ojo a Vilanova. Injustificable. ¿Las demás salidas de tono del portugués ante la prensa? Interpretable según se le ame o se le odie. Pero nadie puede negar que Mou ha dado juego. Incluso ha marcado “tendencia” con las ruedas de prensa de Karanka (¿qué será de él ahora?) y ha dirigido la agenda periodística deportiva de este país en muchas ocasiones.

Mou es una contradicción en sí mismo. Es inteligente pero egoísta. Es competitivo pero marrullero. Es amigo y enemigo de los futbolistas, se apelliden como se apelliden y tengan la novia que tengan. Es, salvando las distancias, una versión 3.0 de Javier Clemente, pero el portugués viene con wifi, 4G, y más gigas de capacidad. Nos puede resultar hasta gracioso y odioso a la vez. Es una personalidad digna de estudio, si alguien se atreve.

Me recordaba ayer un amigo que Mou “actúa” siempre de la misma forma en los clubes que entrena. Llega, aglutina todo el poder, renueva el contrato e incendia el vestuario antes de marcharse de forma pactada. Lo hizo en el Chelsea y lo acaba de hacer ahora. Si continúa con ese “modus operandi”… ¿volverá a algún club del que se haya ido?

Vaya usted a saber. De Mourinho se puede esperar cualquier cosa. Si es capaz de desquiciar a un hincha del Madrid y a uno del Barça…