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Cambio de ciclo

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imagesAhora sí. Tiempo de gozo para aquellos (periodistas) agoreros afincados en la capital de España que vienen llenando páginas, webs, espacios televisivos y radiofónicos desde hace dos años con ese amadísimo término que han hecho suyo y que, ahora sí, pueden emplear con razón de ser. Sin argumentos tangibles que sustentaran ningún declive futbolístico, la traicionera realidad de Tito Vilanova ha derivado en un verdadero cambio de ciclo en Can Barça. Atrás queda el lustro más exitoso de la historia del club, labrado de la mano y sapiencia de dos técnicos de la casa, criados en La Masía décadas atrás, que han comandado una excelsa estirpe canterana hasta los altares del fútbol mundial.

Ya no se darán las órdenes en catalán sino en español latinoamericano, que aunque no lo parezca, es un cambio significativo en el vestuario y en la grada. Esa del Camp Nou, conocida por su exigencia, y que presumiblemente perderá esa condescendencia impropia de su condición con técnicos y plantel (a excepción de algunos casos como Alexis o Cesc) que en los malos momentos le permitía mantener la calma y otear esperanzados el futuro. Todo por ser catalanes; todo por ser de la casa. Ahora ya no.

Para las nuevas hornadas de promesas azulgranas que vienen por detrás irrumpe un periodo de incertidumbre. Ya no mandan en el primer equipo aquellos técnicos que les han visto crecer, que les han avalado, que han hablado con ellos tras verles jugar decenas de partidos haciéndoles partícipes de la cadena piramidal y de formación que es el Barça. Esto con matices, claro está. Tito volverá un día a trabajar en el club, y Jordi Roura continúa en el staff técnico, pero ahora el jefe es argentino y viene con dos de sus ayudantes. Ha de conocer y empaparse el TataMartino de las secciones inferiores del club, que a buen seguro hará, pero costará tiempo. Dicen los que lo conocen que va a muerte con la cantera. La suya, presumimos. Un día en Barcelona y ya se quiere traer a un canterano sí, pero de Newell´s, Santiago Vergini. Su influencia afectará a las diferentes categorías de la entidad, veremos en qué sentido y medida.

Por último, el modelo. Ya lo dejó claro el propio Martino: ellos vienen a adaptarse al estilo inconfundible e innegociable del club. Acertado planteamiento. Ahora bien, el Tata es argentino, no catalán (ni español por supuesto), por lo que se verá otro Barça, evolucionado, no sabemos si para bien o para mal, pero distinto. No creo que venere como se hace en Can Barça el abecedario futbolístico de Cruyff, aquel que todo lo creó. Él muere con el librillo de Bielsa. Parecidos pero no idénticos.

El tiempo, el fútbol y los resultados nos abrirán los ojos a todos y determinarán lo que escribamos del Tata y este nuevo Barça en ciernes. Un Barça que entra hoy oficialmente en un cambio de ciclo forzado e inesperado que le supone a la plantilla el mayor reto imaginable.