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Lección de eficacia del Celta

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betis - celtaEl Real Betis sucumbió ante el Real Club Celta de Vigo (1-2) preso de los errores cometidos frente a la meta de Yoel. Los vigueses, que supieron resistir a una primera mitad de asedio local ininterrumpido, aprovecharon el bajón local en el segundo periodo para llevarse los tres puntos gracias a los goles de Charles y Nolito. Al borde del descuento Rubén Castro recortó distancias, pero fue tarde para lograr el empate.

El Betis de Pepe Mel estrenó por primera vez en la temporada el césped del Benito Villamarín dispuesto a brindar a la afición una victoria. Los jugadores verdiblancos salieron con decisión por el renovado túnel de vestuarios con el objetivo de atacar sin pausa hasta lograr el primer gol en casa. Pronto comenzarían a sospechar que sólo sería posible cumplir la primera parte de la frase, atacar, pero sin llegar al gol.

Saltaron al campo los de siempre, con Jorge Molina en punta acompañado por Cedrick, Juan Carlos, Verdú y Nosa; y por tercer partido consecutivo el equipo chocaría con la misma barrera: convertir las ocasiones de gol. Durante la primera mitad el Betis intentó una y otra vez vencer al portero del Celta, Yoel, pero ninguno de los once disparos logró su objetivo.

El partido se convirtió desde sus primeros compases en una sucesión de intentos fallidos béticos a los que el Celta respondía con fugaces escaramuzas a la contra, corriendo en busca de la meta defendida por Guille Sara. Los locales, que poco más podían hacer para trasladar el balón hacia posiciones de peligro, confiaron en que el gol llegaría de un momento a otro. No fue así.

Para cuando el árbitro decretó el final de la primera parte los fantasmas de la pretemporada ya sobrevolaban el barrio de Heliópolis. Los más de 32.000 aficionados que presenciaron el estreno liguero en el Villamarín no dudaron en mirar al banco local, donde aguardaba, por fin, Rubén Castro. El canario, faro verdiblanco, se recuperó durante la semana de los problemas que arrastra desde verano y esperaba su momento entre los suplentes.

El Celta, mientras la parroquia local esperaba a Castro, decidió probar fortuna y sacó tajada. En el 67’ de partido los celestes se plantaron en el área rival y Charles, con medio cuerpo en posición antirreglamentaria, remató a la red local. A Pepe Mel, que hubiese preferido reintroducir al goleador canario de forma progresiva, no le quedó más remedio que volver la vista al banquillo y confiar como cualquier aficionado en el hombre gol del Betis.

Saltó Rubén Castro de nuevo al césped del Benito Villamarín y el Celta decidió ponerle aún más difícil su vuelta a la acción. Los vigueses supieron aprovechar las facilidades de la medular verdiblanca, deshilachada y desordenada en el repliegue durante todo el partido, para volver a pisar área en un abrir y cerrar de ojos. Nolito encaró, se hizo hueco, y chutó duro y abajo para batir por su palo a Sara, algo desafortunado.

El 0-2 desquició al Betis y los hombres de Mel sólo pudieron esperar a que el motor de Rubén Castro comenzase a carburar. No sería hasta el minuto 90, cuando la moral bética estaba ya al borde del KO. Amaya, que había entrado en sustitución del lesionado Perquis y rondaba ya más el área rival que la propia por desesperación, acertó a prolongar un balón en la frontal del área. Eso le bastó al ‘24’ bético, medio balón sin dueño en el área, para lanzar la pierna y romper las fobias locales.

Muchos aficionados se encaminaban ya escaleras arriba de vuelta a casa, convencidos de que ni noventa minutos de añadido valdrían para abrir la lata. Rubén Castro, sin embargo, se encargó de recordar a la afición verdiblanca la feliz temporada pasada, cargada de goles del hábil delantero.

Para alivio del Celta el tanto sólo pudo actuar como recordatorio, pues el gol del empate no llegaría a pesar de un último intento de Chuli que se estrelló en el travesaño. El árbitro decretó el final y al Betis le fue imposible culminar la primera remontada del año, esas que tanto gustan, cuando se completan, a la parroquia verdiblanca.

Los gallegos se llevaron los tres puntos y el Betis se quedó como estaba, sin nada. Sin embargo, los hombres de Pepe Mel han recuperado su bien más preciado, la confianza en el gol. Rubén Castro y su facilidad para encontrar la meta rival parece no haber notado el verano de turbulencias. Es la mejor noticia para el Betis, saber que ahora las ocasiones de gol podrán ser aprovechadas.