Real Betis y Olympique de Lyon empataron en la primera jornada de la fase de grupos de la Europa League (0-0). Los verdiblancos, que volvían a disputar competición europea siete años después, mostraron su solidez durante todo el encuentro pero fueron incapaces de definir con acierto de cara a puerta para doblegar al equipo francés.
El conjunto de Pepe Mel saltó al campo con un once muy cambiado con respecto al que deslumbró en Liga frente al Valencia. En el apartado defensivo ningún jugador repitió, optando esta vez el técnico por Andersen en la portería y una línea defensiva formada por Steinhofer, Perquis, Figueras y Vilá. En el pivote defensivo apareció Lolo Reyes y en la media punta volvió Verdú. En ataque el Betis se encomendó en Chuli, quedando Rubén Castro en el banquillo.
Los locales salieron dispuestos a tomar el control desde el primer momento espoleados por la afición, entregada durante los noventa minutos en la vuelta del equipo a Europa. El Olympique por su parte planteó una presión adelantada para dificultar la salida del balón que obligó a Verdú a retrasar su posición.
La incomodidad sin embargo duró poco pues los galos no lograron mantener el impulso inicial y perdieron terreno progresivamente. Así fue como poco a poco entró en contacto con el esférico Cedrick, que a la postre acabaría manteniendo una relación de amor-odio con el balón.
El velocísimo congoleño encaró y dribló de forma acertada siempre, pero nunca llegó a culminar sus internadas con solvencia. Al llegar a posiciones en las que el gol aguardaba a un pase de distancia, al ex del Numancia se le nublaban una y otra vez las ideas, terminando por emborronar las ocasiones que él mismo fabricaba.
Estuvieron bien en ataque Vadillo por la banda contraria y Chuli en la punta, aunque a ambos les faltó mayor precisión en la definición. Las ocasiones llegaron, pero de igual forma se sucedieron en el área de Andersen de la mano del siempre peligroso Gomis. Sin embargo con el paso de los minutos el apartado defensivo verdiblanco se erigió como la mejor arma de los locales. La línea de cuatro comandada por Perquis, que lució brazalete de capitán, estuvo soberbia en el cruce y en la anticipación, confirmándose el central polaco como hombre del partido.
El partido pasó por momentos de correcalles y de pausa, aunque siempre con la sensación de empate técnico sobrevolando el terreno donde se sucedió la acción. Así fue hasta la salida al campo de Salva Sevilla en sustitución de Verdú en el minuto 67. El jugador bético hizo recordar su brillante actuación frente al Valencia y a los cuatro minutos ya dio la primera asistencia de gol a Nosa, que se encontró con la madera marchándose el balón fuera.
Tanto para unos como para otros el punto fue visto con buenos ojos y la búsqueda del gol siempre estuvo supeditada a no correr demasiados riesgos en el área propia. La ilusión de
volver a competición europea ante el público local invitó al Betis a mostrarse más atrevido de cara a puerta, y así lo atestiguó la estadística, pero el gol no llegó.
La última ocasión fue para Nosa en la frontal, tras una nueva maravilla que Salva Sevilla inventó en un palmo de césped. El balón servido en bandeja no pudo ser aprovechado y llegó manso a la portería rival, disipándose así la opción de romper el empate sin goles.
El colegiado señaló el final tras noventa y cuatro minutos de juego en los que Betis y Lyon se tantearon sabedores de tener enfrente al rival directo del grupo. Quizás por eso el punto se tomó por bueno, dejando ambos la pólvora para los encuentros más desigualados que vendrán en adelante y en los que podrán marcar diferencias en la tabla.
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