Esto es al menos lo que se nos vende desde el Concejo del Sevilla, por lo tanto no hay que tener gran preocupación por las prestaciones del equipo hasta el momento; este año se puede quedar el décimo.
Independientemente de la oleada de lesiones que viene padeciendo la plantilla y que es un factor a tener en cuenta, el equipo no puede iniciar la competición pensando en acoplarse durante la misma, a ella hay que llegar a un 70 por ciento y dejar el resto para ir haciéndolo durante su desarrollo.
Pero en este Sevilla moderno, desde que se instauró el “ vender para crecer” cualquier cosa es posible, incluso que todas las ofertas que se reciben sean consideradas “ fuera de mercado” y como ejemplos tenemos las ventas de Diego Lopéz y Luna.
Estas circunstancias acarrean el que los jugadores sientan un cierto sentido de provisionalidad, pues son conscientes de que a la primera oferta medianamente interesante que se reciba tienen los días contados. Esto crea un cierto desarraigo incluso para los canteranos que ven como cada temporada el club vende todo aquello que se ponga a tiro; ellos incluidos.
Cada domingo vemos como el equipo no rinde de acuerdo con las expectativas creadas y por usar un simil colegial no avanza adecuadamente, ya que el mismo está soportado por sólo dos puntales como son Rackitic y Gameiro, poco bagaje para tan largo recorrido.
Por ende, el discurso de Emery, cada domingo diferente, no convence a nadie pues la única verdad es que este equipo se ha convertido en una escuadra ramplona con un fútbol inconsistente al que le puede ocurrir cualquier cosa.
Eso si, los presupuestos de los próximos años estarán cubiertos y más aún tras la aparición de Alberto Moreno.
Mientras, este año a sufrir
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