Inicio 1ª División Jonas es un Puñal para Osasuna

Jonas es un Puñal para Osasuna

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El Valencia es un equipo enfermo mentalmente. Djukic debería ser su psicólogo, pero si no se ha vuelto loco el serbio todavía, poco le falta. Y para colmo, la afición de Mestalla no es la ideal para equipos en este estado. Su porcentaje de pitadas es inversamente proporcional al de los aplausos. Un comportamiento similar al del padre que cree que tiene un genio por hijo y que, haga lo que haga su descendiente, solo estará contento si le trae un sobresaliente a casa. Situación límite para el equipo che, cuya cura no era precisamente un equipo aguerrido y peleón como el que dirige Javi Gracia. El medicamento que necesitaban los valencianistas, aunque nadie lo sospechara antes del pitido inicial, lo tenía el culpable de dicho pitido.


Un Puñal al tobillo de Parejo cambia el partido

Velasco Carvallo intentó desde el inicio que el partido no fuera bronco. Y el futbolista que fomentase esa circunstancia, tendría sus consecuencias. En el minuto nueve, una falta de Guardado sobre Cejudo, sin penalización aparente, se ajusticiaría con tarjeta amarilla. Dos minutos más tarde, sería Damiá quien vería la cartulina por una falta que bien se podría haber saldado con una amonestación verbal. Cuatro minutos después, Puñal rebañaba el tobillo de Parejo con una entrada a destiempo y los aficionados rojillos cruzaban los dedos para que el desenlace no fuese en concordancia con el criterio anterior. No hubo suerte. La cartulina era del color de la camiseta osasunista y el veterano centrocampista les dejaba con diez con todo el partido por delante. A los visitantes les tocaba cruzar los dedos, esta vez por una causa mayor.

Tras la expulsión, el partido siguió el guión anterior a ésta para el Valencia. No así para Osasuna, que renunció a sus salidas a la contra para poner un autobús en su área que retrasara lo máximo el gol valencianista. El partido era un monólogo estéril del Valencia en el que los bostezos eran más frecuentes que las ocasiones. Mientras el equipo che conseguía que la expresión «ataque en estático» fuese más literal que nunca, Oriol Romeu demostraba porqué no triunfó en el Chelsea. Únicamente un par de disparos lejanos de Parejo y Canales intentaron cambiar la dinámica aburrida del encuentro. Y cuando todo estaba encaminado a la conclusión de la primera parte, ocurrió lo inimaginable. Barragan realiza un movimiento en profundidad, Feghouli que lee perfectamente el pase y el lateral valencianista pone un centro raso para que Jonas solo tuviera que empujarla. Primera vez que el balón en el Valencia circulaba rápido y primer gol. El partido estaba ganado, la segunda parte ejercería de juez para ver si los locales habían aprendido la lección.


Festín de Jonas

No tardó el Valencia en mostrar que el resultado no peligraba. Centro de Feghouli desde la derecha tras una acción fallida de Canales y Jonas que empalma una volea perfecta para acabar con la poca fe que le quedaba a Osasuna. Y no contento con eso, el brasileño firmaría su hat-trick particular minutos después tras un nuevo centro de Barragán. Golpeo de primeras del delantero valencianista y balón que se cuela en la portería de Andrés Fernández tras besar el larguero. El killer che es un punta silencioso. Uno de esos delanteros que pueden no aparecer en el partido, pero que sabes que cuando lo haga será para dejar su sello en forma de ‘chicharro’. A punto estuvo de marcar el cuarto y salir a hombros de Mestalla, pero su testarazo picado lo sacó el gato que tiene Osasuna por portero.  Se tuvo que conformar con una ovación de su público tras ser sustituido, que no es poco. Por su parte, Djukic tendrá una semana más para encontrar la cura a ese enfermo permanente que es su equipo. Parece ser que se comerá el turrón.