Qué delicioso colofón a la primera vuelta de la Liga tienen a bien depararnos este próximo sábado Atlético de Madrid y F. C Barcelona. El duelo en el coliseo rojiblanco determinará, no sólo el campeón (honorífico) de invierno, sino quien arrebata a quien la estima y la confianza de una trayectoria de matrícula. En la rueda de prensa tras el encuentro, el perdedor (si es que hay alguno) negará orgulloso quedar tocado por la derrota, sin impedir disimular que, efectivamente, la decepción irá más allá del momento y que perdurará a su pesar, ya que ambos conjuntos son paradigmas de dos estilos identificables e intocables. Verse derrotado por tanto, conllevará consecuencias que hasta dos técnicos argentinos como el Tata Martino y el Cholo Simeone, duchos en la motivación y en la comunicación individual y colectiva, les costará atajar.
Al Barça le toca robustecer el estilo si quiere salir victorioso del Vicente Calderón. Simeone ha moldeado en dos años un equipo con mayúsculas, guiado por un único espíritu: el suyo. Concentración, solidaridad, intensidad y esfuerzo conforman uno de los mejores Atléticos de su historia. Pero el Cholo es algo más que los valores que él transmitía como jugador. Ha sabido neutralizar tácticamente a la mayoría de sus rivales, algunos enormes como el R. Madrid o el Chelsea, no desmereciendo en credenciales a los mejores entrenadores en la actualidad. Es por ello que las posibilidades de que los rojiblancos no estén a la altura de lo que se espera de ellos el sábado son escasísimas. El Atlético correrá y pegará, hará un campo de minas los pasadizos que los del Tata Martino habitúan circular como plumas que las lleva el viento. No esta vez. Agrietarán la superficie los locales buscando el desequilibrio azulgrana para noquearlos a la contra. Me recuerda al Brasil-España de la pasada Copa Confederaciones, salvando las distancias.
Lo que es seguro es que los espectadores van a disfrutar. Ambos llegan en un momento álgido a pesar del parón navideño. El Atlético no deja de ganar, además de no perder cuando le supera el rival, como ocurrió el martes en Mestalla. Por su parte, los delanteros del Barça están en estado de gracia. Y ni que decir tiene quien ha vuelto pletórico a reclamar el trono que aún nadie osa discutirle. A Messi siempre le ha gustado el Calderón. Lo dicho señores, una bendición para acabar el primer acto del campeonato que promete ser mucho más que una lucha de dos por el título. A saborearlo.
Follow
