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El seguidor y el periodista deportivo: unos seres fantásticos

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o_villarreal_cf_las_celebraciones-2393174Francisco Javier López Frías. Doctorado en Filosofía Moral en la Universidad de Valencia.-Aquellos que estudiamos filosofía desde la corriente que se denomina como la hermenéutica nos gusta denominar al ser humano, siguiendo al catedrático de filosofía moral Jesús Conill, como un “ser fantástico”. Este calificativo se refiere a nuestra necesidad de generar narraciones e historias que den sentido al mundo que al que nos enfrentamos y con ello movernos más a gusto dentro de él, sobre todo, con la colaboración de aquellos que comparten las mismas narraciones que nosotros.

Este fin de semana no ha hecho más que darnos motivos para mantener esta concepción del ser humano. Jordi Évole con su falso documental sobre el 23F ha sido, sin duda, el ejemplo más claro de cuánto necesitamos de explicaciones de lo que nos acontece, sean estas ficticias o no. El deporte también ha mostrado esta naturaleza fantástica y ficcional del ser humano a través de la enésima “crisis” que vive el Barcelona del Tata Martino—las cuales resultan no ser tal cosa al final.

El Barcelona viajó el sábado a San Sebastián para jugar con la Real Sociedad tras solventar con nota su duelo contra el Manchester City, que fue su primer partido vital de la temporada. El Tata Martino decidió dar descanso a pesos pesados del banquillo como Xavi, Cesc y Alves, probablemente tras comprobar en Manchester el gran rendimiento que ofrecen cuando se juntan y están en buena condición física. Sin embargo, el experimento le salió mal y su equipo acabó cayendo 3-1.

Las críticas al argentino, como es habitual, no han tardado en llegar. Pero lo más llamativo es que no sólo se le ha acusado de cometer errores tácticos—sobre los cuales no tengo competencias para juzgar, pero no parece que el Barcelona sacara un once inferior al de la Real Sociedad—, sino que los periódicos catalanes han publicado la noticia de que el vestuario está en contra del técnico, que no le acepta, y que no hay comunión entre ellos. Por ello, el equipo blaugrana habría tratado de mostrar su rechazo a los cambios de su técnico no jugando al 100%.

Esta es la narrativa conspiratoria que está al fondo y que daría razón de la “crisis de juego” en que hoy parece sumido el barcelonismo. Lo curioso de esta narrativa es que se origina desde la prensa de Barcelona teniendo como objetivo a su propio equipo, esa misma prensa que ha explicado el proceso judicial contra su club por el fichaje de Neymar a través de otra teoría conspiratoria que afirma que el juez Ruz es madridista y todo el proceso tiene como finalidad perjudicar al Barcelona.

Estas narrativas explican y tratan de dar sentido a la actualidad del club blaugrana, y muchos las aceptan y defienden a capa y espada. Sin embargo, los que nos dedicamos a eso de la hermenéutica, sabemos que las narrativas tienen sus límites, y que existen criterios para discernir cuáles de ellas se sostienen y cuáles no; la hermenéutica es crítica. De este modo pueden derrumbarse teorías conspiratorias y alcanzar explicaciones de la realidad más certeras.

Esos criterios están a nuestra disposición para aclarar las ficciones que “dan sentido” a la realidad del Barcelona. Primero, usando la famosa frase del expresidente Laporta, “el Barcelona no está tan mal” a nivel deportivo. Ocupa la segunda posición en la tabla a sólo tres puntos del líder, ya ha jugado contra rivales tan temibles como el Valencia, el Sevilla y la Real Sociedad en esta segunda vuelta, y está clasificado tanto para la siguiente fase de la Champions, como para la final de Copa. Quizás el Tata tiene bastante idea de fútbol y no maneja tan mal el vestuario. Por otra parte, hasta el día de hoy, nadie ha pagado de forma anticipada por si le declaran culpable, tal y como hizo el Barcelona este lunes al abonar 13 millones de Hacienda por el caso Neymar.

Al igual que el Tata no es tan mal entrenador, puede ser que el Barcelona no sea tan inocente como se ha dicho y que las supuestas conspiraciones no lo sean tanto. Así, es posible que la realidad sea explicable de un modo menos retorcido, aunque, por supuesto, menos interesante y atractivo tanto para ese animal fantástico que es el seguidor deportivo, como, sobre todo, para aquellos que viven de contarle historias. Pero, como bien sabemos gracias a la hermenéutica, esas historias tienen unos límites, más vale no olvidarlo por mucho que éstas llamen la atención y vendan.