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La décima

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fan zone atlético de madridJavier Imbroda. – Hace justo una semana, caminaba por Madrid para trasladarme a Canal Plus, y comentar la final de la Euroliga de baloncesto entre R. Madrid y Maccabi. Uno de los tramos que recorría, fue la plaza de Neptuno, un rato antes de que el Atlético celebrara su merecida fiesta al alcanzar el título de liga. No es fácil de explicar la cantidad de gente que ocupaba aquel espacio. Ríos de personas que se acercaban a esa mítica plaza con sus camisetas y bufandas rojiblancas. Ambiente impresionante. Ese entusiasmo, pensaba, solo lo consiguen los triunfos del deporte. No creo que existiera otra demostración de alegría como ésta. Parecía que en Madrid, solo existía la afición del Atlético. No era para menos pensarlo.

Prácticamente una semana después, era la afición del Madrid quien ocupaba su lugar de celebración, La Cibeles, donde miles y miles de personas festejaron por todo lo alto, un título que ya es un mito, diez Copas de Europa, la décima. Nadie ha alcanzado esa cifra, y mucho costará verlo. Otra impresionante manifestación de fiesta deportiva.

Cosas del deporte. Hace ya mucho tiempo, que dejé de simpatizar por un club determinado, aunque Málaga, en este caso Unicaja, siempre lo conserve en mi corazón verde. Los que somos profesionales, simpatizamos con el club que nos contrata. Recordamos diferentes sensaciones en los sitios que hemos estado, según los resultados y el trato recibido. Solo los partidos de la selección española, sea en la disciplina deportiva que sea, me producen emoción al verlos. Puede sonar frío, pero las trayectorias profesionales, están repletas de varios equipos, que tratamos de servir lo mejor que uno pueda. Nos sentimos más o menos identificados con el club al que lideramos deportivamente, pero el sentimiento de pertenencia, corresponde al aficionado.

La decimaY esos aficionados, se han mostrado en estas dos semanas con sus equipos campeones, con una desbordante alegría y pasión sin límites. Hemos visto imágenes de alegrías y de lágrimas. Un montón de escenas que quedarán para el recuerdo. Entre ellas, la deportividad con la que los dos equipos madrileños, se trataron antes y posteriormente a la final disputada. Una deportividad que los engrandece, y aparca las bajas pasiones que se suelen producir en el mundo del fútbol. Pasillo para los subcampeones, respeto por una temporada histórica, que pudo ser mayor, si Sergio Ramos, qué gran jugador, no aparece en ese córner, ya fatídico para la memoria atlética. Casillas besando a Ramos, por darle la oportunidad, que esa final no quedara en el recuerdo por su fallo en el gol del Atlético.

A veces, la sociedad, suele ser muy cruel con el error o la derrota. No hay piedad para el fallo. Son aquellos que viven de los errores de los demás, los que llamo nostálgicos del fracaso ajeno. Casillas siempre se lo agradecerá. Ancelotti, el triunfo del liderazgo tranquilo. Una persona que desde la serenidad, transmite la máxima exigencia. Hay quien no lo entiende, que lo ve antagónico, serenidad y exigencia, pero es posible. Lo opuesto, Simeone, un manojo de nervios en el banquillo, solo le falta entrar al campo para sacar las faltas o rematarlas. Dirige el partido con la máxima intensidad. Dos estilos de liderazgo, dos estilos de éxito.

Enhorabuena a ambos. Sus triunfos, pero sobre todo su actitud, engrandecen el deporte con acento español.

Pinceladas

1-  Platini. Vuelvo a él. Después de su penúltima genialidad al acudir a Gibraltar como Presidente de la UEFA, sin necesidad, no ha parado de recibir como respuesta, triunfos del fútbol español. A su grosería, se le contesta con éxitos. Le costará digerirlo.

2-  El Jeque. Al parecer, la glorieta con su nombre y el reconocimiento institucional, no le han proporcionado demasiada satisfacción, o digamos una satisfacción completa. Si no se resuelven de aquí a pocas semanas, su famosa Academia y alguna cuestión más, no descarta alejarse de este proyecto. Pues creo que, ya no quedan más glorietas.