Imagen: EFE.
Málaga y Sevilla empataron a nada. Sin goles, sin fútbol, sin la tensión propia de un partido de máxima rivalidad… en definitiva sin espectáculo. Se jugaban ayer, tanto malaguistas como sevillistas, un puesto en la Europa League o al menos, en el caso de los sevillistas, mantener opciones reales de conseguir el dichoso billete europeo pero el empate ayuda muy poco a ambos que tendrán seis y nueve puntos por disputar – el Málaga cuenta con un partido más al jugar el pasado miércoles el partido adelantado de la jornada 36 frente al Real Madrid – con las cosas aún más apretadas que antes.
El miedo a perder o el “fútbol control”, como lo quiso llamar Unai Emery al finalizar, fue el protagonista absoluto – si no contamos la discutida actuación de Pérez Lasa – de un encuentro que empezó con unas manos claras de Cala dentro del área sevillista que el árbitro vasco no señaló a escasos metros de la acción. El Sevilla tuvo ligeramente la posesión y las opciones más claras de la primera parte pero su inoperancia y un Negredo muy bien atado por Weligton hicieron que todo finalizara tal como empezó, con un aburrido cero a cero. Rakitic, desconocido, no encontró su mejor momento. Isco, voluntarioso pero ineficaz, tampoco. Pedro Morales, uno de los que más ganas estaban poniendo por parte malaguista, abandonó el terreno de juego en el 45’ tras su segunda lesión muscular desde que llegó a Martiricos en el pasado mercado invernal.
Con la sustitución de Eliseu –problemas estomacales – al poco de comenzar la segunda parte continuó el envite tal y como lo dejaron. El Sevilla llevaba el peligro de manera excesivamente discreta mientras que el Málaga acusaba la evidencia de un cansancio acumulado de esta temporada tan larga, deportiva y psicológicamente hablando, para los hombres de Pellegrini. Con estas circunstancias el Sevilla mostró estar un pelín más fresco, no mucho más, y gozó en el minuto 55 de una clarísima ocasión que Kameni acertó a repeler. Cala, totalmente solo a un metro del área pequeña, remataba de cabeza, un balón que Rakitic le puso magistralmente al botar una falta en tres cuartos de campo. Poco más tarde vendría la respuesta del Málaga. Duda, en el 62, mandó alto el esférico con un disparo desde la frontal. Poco más.
Rakitic, a falta de un cuarto de hora para el pitido final, fue el autor de la ocasión más clara de todo el encuentro. Jesús Navas templó un gran balón desde la banda derecha que Negredo puso franco para el remate de Rakitic. Inexplicablemente el croata la mandó fuera con todo a favor. De ahí hasta el final el partido fue yendo cada vez a menos en lo físico hasta morir con el pitido final de Pérez Lasa que dejó insatisfechos a ambos.
Se complica la vida el Sevilla y dice, matemáticamente, adiós el Málaga a cualquier posibilidad de jugar la UEFA Champions League la temporada que viene. La lucha por la Europa League se prevé dura para ambos clubs. El Málaga vivirá un fin de semana sin Liga. Vital para coger fuerzas en el arreón final para llegar a una orilla que parece que nunca se va a alcanzar. Al conjunto hispalense le queda un duro calendario con Real Sociedad y Valencia como grandes miuras de una faena que se antoja complicada.
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